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sábado, 26 de enero de 2013

Te quiero porque me da la gana!!!

No todas las personas saben Amar Libremente. Sin embargo sabemos, que un Amor Sano, no esclaviza, muy al contrario te hace crecer y mejorar, te da alas (si, si, como el Red Bull).

Es decir, el Amor no puede surgir por necesidad, o al menos no puede sustentarse en ésta. Antes o después, esa necesidad nos hará dependientes, aparecerán sentimientos posesivos, que harán que ahoguemos la relación. Perdemos nosotros y queremos que el otro pierda, la autonomía, imprescindible para vivir de forma saludable.
No somos piezas de un puzle incompleto que buscan a la desesperada, personas para acoplarse. Si nos sentimos así, es porque tenemos muy baja Autoestima, y ese vacío, posiblemente debido también a carencias afectivas en nuestras relaciones (familiares o amorosas)   nos conduce irremediablemente a querer mal.

Los niños, requieren de la aprobación constante y el halago de sus padres para saberse queridos, para poder llegar a la conclusión de que son personas valiosas en sí mismas, dignas de admiración y respeto, definiendo así una sana Autoestima. La madurez, precisamente, debe caracterizarse por haber alcanzado un grado de autonomía suficiente, como para saber que los demás deben aportarnos y enriquecernos, pero no pueden ser los que lleven la batuta de nuestra Vida. Además, sólo entendiéndolo así, podremos también nosotros quererlos bien, reconociendo su independencia, respetando su libertad.
A partir de ahí, podremos establecer relaciones “sanas y ricas” apoyadas en unos criterios comunes que nos unan, pero no que nos asfixien. Si eres de los de “SIN TI ME MUERO”, tendrás que ir cambiándolo por un “TE QUIERO PORQUE ME DA LA GANA”

lunes, 14 de enero de 2013

Los Miserables

Viene de lejos mi relación con esta increíble historia, aunque hoy quisiera hablaros de la emocionante experiencia que he vivido, al ver la última versión musical que hay actualmente en cartelera.

Siempre he sido una idealista, lo malo es que lo soy cada vez más. Cuanto más difícil se ponen las cosas y el panorama, más creo en la posibilidad de cambiar el mundo, siempre por supuesto, partiendo de la lucha personal por cambiar nuestro entorno más cercano: nuestro propio corazón.
Los Miserables, majestuosa por las interpretaciones de su reparto, pero sobre todo, por la impetuosa manera que tiene de calarse en nuestros huesos, es la historia de UN HOMBRE BUENO, un hombre redimido, un hombre en justicia agradecido. Un hombre que se compromete hasta el último de sus días, a ser coherente, valiente y generoso. Un hombre que por fortuna, descubre el poder inmenso del Amor. También es una película, sobre muchas otras cosas.

Cualquiera de las versiones anteriores, relata la misma historia, en ésta, al igual que el musical que tuve la suerte de poder disfrutar hace una año, la fuerza de las canciones, le otorga aún más emotividad y profundidad.
¡Qué gustazo es ir así al cine! Aunque reconozco que me pasé llorando más de media película, no lloraba de pena, lloraba de emoción, y ¡bendita emoción! Uno sale, (al menos yo) queriendo ser mejor, amando más intensamente a los demás y reconociéndose un afortunado, que no puede hacer otra cosa que dar las gracias. ¡GRACIAS!