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lunes, 14 de enero de 2013

Los Miserables

Viene de lejos mi relación con esta increíble historia, aunque hoy quisiera hablaros de la emocionante experiencia que he vivido, al ver la última versión musical que hay actualmente en cartelera.

Siempre he sido una idealista, lo malo es que lo soy cada vez más. Cuanto más difícil se ponen las cosas y el panorama, más creo en la posibilidad de cambiar el mundo, siempre por supuesto, partiendo de la lucha personal por cambiar nuestro entorno más cercano: nuestro propio corazón.
Los Miserables, majestuosa por las interpretaciones de su reparto, pero sobre todo, por la impetuosa manera que tiene de calarse en nuestros huesos, es la historia de UN HOMBRE BUENO, un hombre redimido, un hombre en justicia agradecido. Un hombre que se compromete hasta el último de sus días, a ser coherente, valiente y generoso. Un hombre que por fortuna, descubre el poder inmenso del Amor. También es una película, sobre muchas otras cosas.

Cualquiera de las versiones anteriores, relata la misma historia, en ésta, al igual que el musical que tuve la suerte de poder disfrutar hace una año, la fuerza de las canciones, le otorga aún más emotividad y profundidad.
¡Qué gustazo es ir así al cine! Aunque reconozco que me pasé llorando más de media película, no lloraba de pena, lloraba de emoción, y ¡bendita emoción! Uno sale, (al menos yo) queriendo ser mejor, amando más intensamente a los demás y reconociéndose un afortunado, que no puede hacer otra cosa que dar las gracias. ¡GRACIAS!

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