El camino para alcanzar la excelencia pasa por el cuidado de los detalles. Marcar la diferencia poniendo especial atención a las pequeñas cosas no es muy complicado, sólo hay que luchar contra la fea costumbre que todos tenemos de acomodarnos a cualquier situación. Todas las relaciones (laborales o personales) comienzan con un estado de entusiasmo que nos lleva a querer mostrar nuestra mejor cara, vendemos la mejor versión de nosotros mismos y en esos momentos estamos dispuestos a cuidar al máximo todos los detalles, queremos que todo sea perfecto…
Lástima que el efecto no sea siempre duradero, con el tiempo aparecen los primeros síntomas de dejadez y descuido y la relación muchas veces se deteriora.
La retirada de la colcha de la cama en un hotel, cuando vuelves a la habitación para acostarte; el hielo y el limon en un vaso de cocacola, sin haberselo pedido al camarero; la felicitación de tu cumpleaños de un amigo del que hacía mucho que no sabias nada; el interés por saber si tu madre o tu hijo estan mejor por parte de tu jefe; encontrarte la cena preparada cuando vuelves a casa y a tu pareja con una sonrisa...
Si quieres que las relaciones prosperen y que nos valoren con un “excelente”… ¡ya sabes por dónde empezar!
Un video graciosillo...
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