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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Indefensión

Todos alguna vez nos hemos sentidos indefensos…suele pasar cuando interpretamos algún acontecimiento como incontrolable, esto es, hagamos lo que hagamos, no podemos cambiar las cosas, no depende de nosotros.

El fenómeno de la Indefension Aprendida, que tan bien explica Martin Seligman,  tiene mucho que ver con el fondo de las depresiones. Os lo cuento de una manera sencilla, en el laboratorio, se le enseña a un animal, una rata, a darle a un botón cuando se enciende la luz azul, para obtener comida. Luego, manipulo, y el animalito tiene que aprender que ya no funciona el asunto con la luz azul, sino con otra roja, luego, vuelvo a cambiar, y así hasta que ya no sabe lo que hacer, incluso después de darle repetidas veces al botón y comprobar que se le ofrece la comida independientemente de la luz, la pobre ratita, tras unos momentos de excitación y frustración, pierde la motivación para hacer cualquier cosa y acaba prefiriendo quedarse quieta, arrinconada, bloqueada y con síntomas claros de tristeza.

Lo mismo les ocurre a las personas, como os decía, todos podemos sentirnos indefensos alguna vez pero luego comprobamos que la mayoría de las cosas sí dependen de nosotros y seguimos adelante. Lo malo es cuando empezamos a pensar que nada de lo que hacemos tiene sentido, como la rata, acabamos por no hacer nada, sintiéndonos cada vez peor. La percepción de independencia entre respuesta y resultado, nos deja tocados, tanto, que acabamos por resignarnos y no hacer nada por cambiar las cosas.

Pues bien, ánimo y pasa a la acción…que nada de eso es real, que hay muchas cosas que sí puedes hacer, no esperes a un cambio de actitud, haz cosas, muévete y verás cómo al ver que la vida no es tan mala como pensabas, que puedes terminar con esa sitiuación que te está haciendo tanto daño, acabarás cambiando de actitud y alejándote de la depresión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, aunque yo opino que la motivación está en función de la respuesta de los demás y si no nos hacen ver que somos útiles, nos desmoralizamos y podemos llegar a la frustración y a la desmotivación.

Paloma Carrasco Vergara dijo...

Cuando somos pequeños la motivación principal lleaga en forma de palabras y gestos por parte dell exterior, esto es, de la gente que nos rodea, principalmente de la que nos quiere, familia, profesores y amigos, pero los adultos no debemos poner el motor principal fuera, sino dentro, pues esto te hace depender absolutamente de los de mas y de lo que te pase, dentro de ti esta la fuerza necesaria, el valor que necesitas para VIVIR de verdad aunque claro está los demas siguen siendo importantes. Gracias anonimo por tu comentario. Un saludo